por Helguera y Hernández
Los líderes verdaderos demuestran su grandeza cuando, a diferencia
del resto de los mortales, logran que sus defectos se conviertan
en virtudes.
El líder de hoy no sólo debe buscar la excelencia, sino
alcanzar este sublime punto. En México tenemos algunos, muy pocos,
aunque no tan pocos como millonarios en la lista de Forbes.
La ambición de estos dos no es algo vulgar y nocivo, como los losers
creen. Su resistencia a aceptar competencia es algo que debe
verse como algo muy positivo y sano. ¿Quién quisiera ver
especímenes
como Chespirito multiplicados al infinito?
Si eres capaz de no hacer absolutamente nada durante seis años,
tu apatíase convertirá en virtud, ya que ello hará felices
a tus seres queridos.
De hecho, tu esposa, tus hijastros y todos tus cuates se verán
muuuuy beneficiados.
Que nuestro pueblo sienta envidia de los privilegios que los
grandes líderes tienen no es una actitud positiva. Pero si sirve
para inyectarle coraje y adoptar una mentalidad competitiva,
tal vez se decida de una vez por todas a salir de esa pobreza
que nos avergüenza tanto en el
extranjero.
Un gran líder debe soportar que le digan cosas feas con tal de
deslucir su brillo. Y la prensa tiene esa típica actitud looser
de estar siemprebuscando lo malo. Ante eso, un rapto de furia
sirve para alejar a líder de las malas vibras… aunque quién
sabe si sea útil ante
un juez de
California.
¿Qué culpa tiene uno de ser tan inteligente, tan capaz, tan hábil,
tan apuesto, tan seguro de sí mismo y tan querido por todos? ¿Qué culpa
tiene uno de ser taaaan grande?
Si nunca te sientes satisfecho, si nada te hace sentir pleno,
si cada vez quieres más y más, si no te da un poquito
de vergüenza
ver la miseria y el hambre a tu alrededor, si de plano no tienes
llenadera: ¡felicidades!
Es muy duro consagrar la vida al Señor y a la defensa de las vidas
inocentes que los abortistas hitlerianos pretenden destruir.
Alguna pequeña recompensa merecen estos líderes heroicos.
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